Lo que hay que saber sobre protectores solares

Cuidar nuestra piel de los rayos solares debe ser tarea de todos los días.

Porque si bien es muy saludable recibir la luz solar diariamente para poder generar vitamina D3 indispensable para el buen funcionamiento del organismo (salud de huesos, estado de ánimo, mejora de los niveles de colesterol LDL y de trastornos respiratorios, etc.), la exposición no deberá superar los 10 minutos diarios con filtro solar para sostener los niveles normales de dicha vitamina, además de hacer una ingesta equilibrada  de alimentos que la contengan.

No debemos abusar de la exposición solar sin estar prevenidos con productos de calidad para proteger el tegumento humano del daño actínico.

Interacciones entre la piel y las radiaciones solares



El tipo de piel y las características de las radiaciones solares deben ser consideradas cuidadosamente al aconsejar protectores solares.

Podemos detectar fácilmente la reactividad cutánea interrogando sobre la aparición de eritema y/o bronceado secundario.

Con frecuencia el origen racial nos permite distinguir el tipo de piel y  facilitar la tarea a la hora de indicar los factores de protección adecuados para cada uno.

A mayor longitud de onda mayor es la penetración en la piel, y a menor longitud de onda se incrementa el riesgo cancerígeno.

Los protectores solares, para ser considerados satisfactorios, deberán mantener su actividad por lo menos cuatro horas después de aplicados, no desestabilizarse bajo los efectos del sol, no teñir la piel, contener escasa o ninguna fragancia, ser incoloros, carecer de propiedades irritantes o sensibilizantes, ser solubles en agua o en alcohol y en aceites vegetales o animales para facilitar la preparación de los diferentes vehículos en que se comercializan los protectores.

Tipos de piel



Comúnmente se consideran seis tipos de piel.
 
Tipo I: 
Muy sensible (enrojece, nunca logra broncearse).

Tipo II:
Muy sensible (casi siempre enrojece, se broncea poco).

Tipo III:
Sensible (enrojece poco, se broncea siempre, buen tono).

Tipo IV:
Moderadamente sensible (enrojece muy poco, siempre broncea con buen color).

Tipo V:
Poco sensible ( raramente enrojece, broncea muy bien).

Tipo VI:
Insensible ( nunca enrojece, raza negra).



Con la exposición prolongada y sin el uso de protectores solares comienzan a aparecer arrugas prematuras, perdiendo la piel su elasticidad natural y haciendo que las mismas  sean más profundas.

Es muy importante indicar que superficies como arena, cemento y nieve reflejan la radiación solar y que existen medicamentos que pueden producir fotosensibilidad.

Recuerde consultar con el profesional especializado qué factor de protección solar  es aconsejable aplicar  para  protegerse de la radiación solar.

Ctra. Nélida Palacios
Directora Niza Científica / Auvernia S.A.


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Fuente: Niza Científica / Auvernia